El movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, es un Movimiento de iglesia y para los jóvenes, que pretende la vivencia de la vida como hombre/mujer, cristiano/a, santo/a, apóstol.
Movimiento de iglesia.
Es un movimiento de iglesia y para la iglesia. No es un movimiento independiente. Su finalidad es insertar a los Jóvenes directamente en sus respectivas parroquias. Por lo tanto, por ser de iglesia y netamente diocesano, ningún secretariado puede funcionar sin el reconocimiento del Obispo, teniendo la obligación, cada secretariado, de mantener constante comunicación con su Pastor en cuanto a las actividades propias del movimiento como así también en la participación diocesana: "NADA SIN EL OBISPO".
Dios quiso que su Pueblo se ordenara jerárquicamente:
"Cristo, el Señor, para asegurar al Pueblo de Dios, Pastores y medios de crecimiento, ha instituido en la iglesia diversos ministerios que tienden al bien de todo el Cuerpo. Los ministros, disponen de potestad, están al servicio de sus hermanos... Así los Obispos, sucesores de los Apóstoles, con el sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y Jefe invisible de toda la iglesia, tienen el cargo de dirigir la casa de Dios" (L.G. 18).
En el dinamismo de la acción pastoral de la iglesia "los Obispos tienen el sagrado derecho y el deber de regular todo cuanto pertenece a la organización del apostolado" (L.G. 27). "Los Obispos, cada uno en su diócesis, son principio y fundamento de unidad de sus Iglesias particulares" (L.G. 23).
Movimiento para jóvenes.
Se ha visto y palpado la problemática de la juventud, tantas veces engañada, desorientada, pero —gracias a Dios— hambrienta y en constante búsqueda de la verdad, de algo y de alguien por quien vivir y jugarse. En las parroquias se advierte, a menudo, el "vacío" de juventud y la capacidad de operar como agentes de pastoral se remite, generalmente a los adultos. Pero lo cierto es que el potencial para actuar como agentes de pastoral reside en los jóvenes. Estos son, prácticamente los únicos que pueden devolver al cristianismo su dimensión heroica, en una época de actitudes absurdas, cómodas o cobardes. Los jóvenes de hoy, convencidos y comprometidos con un cristianismo auténtico y vivencial, asegurarán la orientación de las estructuras a Dios, en un mañana que, inexorablemente, estará en sus manos. Por ello, el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana se dirige a los jóvenes:
Que pertenezcan a un grupo de influencia, preferentemente de sus respectivas parroquias, en las que DEBERÁN insertarse, o tengan influencia en su barrio, trabajo o estudio.
Que sean auténticamente insatisfechos y estén en permanente búsqueda.
Que tengan capacidad de compromiso.
Que tengan capacidad de comunicación.
Que tengan capacidad de trabajar en equipos.
Que tengan capacidad de admiración. Que pretende llevar al joven a la VIVENCIA DE LA VIDA como HOMBRE/MUJER, CRISTIANO/A, SANTO/A, APÓSTOL.
Pretende una CONVERSIÓN INTEGRAL (interna, externa, individual y comunitaria), mediante un encuentro consigo mismo, con Dios vivo y personal, y con los demás.
Dicha conversión se conseguirá logrando que el "eje existencial" de las personas oriente toda su vida personal, familiar, profesional, social... en cristiano.
El ser cristiano ha de llevar al joven a una opción fundamental y totalizante que conduzca integralmente su vivir y actuar.
Jornadas no puede reducirse a un mero curso de Catequesis y Liturgia y menos aún de Sociología... sino que debe llevar al joven a ser cristiano en su estructura existencial.
Esta opción totalizante logrará que, en lo sucesivo, todo cambie y se transforme en la vida de un cristiano renovado, imposibilitando la dicotomía entre su vida normal y su fe.
Todo esto se logra mediante dos medios: la proclamación de la Palabra encarnada y el testimonio de Vida.
Con método y pedagogía propios.
La metodología y pedagogía de Jornadas ayuda a crear, en el joven, una disposición de integración, porque si el grupo no se integra, la Jornada no alcanzará su objetivo. Por otra parte, ayuda al joven a abrirse al cambio y al compromiso (removiendo escollos, barreras y obstáculos que impidan la llegada del Mensaje y propicien la opción fundamental y totalizante que debe hacer de una manera libre y consciente) a optar por el Señor y su mensaje.
El valor de la metodología y pedagogía de Jornadas radica en la debida subordinación de lo accidental a lo principal. Deben estar siempre dirigidas con gran respecto a la persona y basadas en una clara conciencia de que el cambio, conversión y compromiso a que tiende la Jornada ¡es sólo y única-mente obra de Dios! La metodología y pedagogía, si bien necesarias, no son lo esencial. Por ende, jamás debe pasarse por alto la oración.
ELLA ES EL MEDIO PRINCIPAL EN QUE SE COFIA PARA EL BUEN ÉXITO DE LA JORNADA. Para alcanzar sus objetivos, no se basa sólo en la oración personal o del equipo, sino en la de toda la comunidad, antes, durante y después de la Jornada. El equipo, desde luego, se preparará, de modo muy especial en la técnica, pero, sobre todo, lo hará en la oración y antes de la Jornada, con un día, o por lo menos medio día, de retiro espiritual.
Tenemos fe en la oración. Creemos en ella. Estamos plenamente convencidos de que de la misma depende, fundamentalmente, la eficacia de la Jornada. Los actos de oración comunitaria, y en particular, las celebraciones eucarísticas de esos tres días, darán su justo sentido y valor a la oración personal y de la comunidad. Despertarán el sentido vivencial de la oración; quitándole su ropaje rutinario y "ritualista".
La oración es el medio vital, de orden sobrenatural, en el que se confía para el buen éxito de la Jornada.
Desde adentro, debe ser un verdadero testimonio. Debe ser sincera, espontánea y no estudiada porque los jóvenes tomarán como ejemplo al auxiliar, la oración no buscará frases elocuentes y pegadizas, para quedar bien, sino que deberá ser un diálogo en el que nos vaciamos ante Dios.
Desde afuera, la oración no debe limitarse a esos tres días, sino que debe ser diaria, y con la santa comunión, ofrecidas por el Movimiento. Puede ser algo más intensa en esos tres días, pero no exclusiva de ellos, ya que el proceso de conversión comienza mucho antes de la Jornada y continúa durante el cuarto día.
En las Jornadas, en las cuales muchos se convierten y otros jóvenes ya convertidos reafirman sus promesas bautismales, es necesario que nosotros mostremos un MODELO para que a través de él, emprendan el camino hacia la santidad.
María es el Modelo perfecto de todo apostolado seglar. Es nuestra Madre en orden de la Gracia. Es modelo de virtudes, por lo cual los fieles que se esfuerzan por vencer el pecado levantan sus ojos hacia ELLA.
La Virgen se convierte, además, en el Modelo de la iglesia, por sus privilegios, por su inmaculada concepción, por su asunción, porque Cristo la designa como madre de la humanidad (Jn.19, 26-27) (el Concilio Vaticano II la distinguió como "MATER ECLESIAE", Madre de la iglesia).
Inmaculada desde el primer instante de su existencia, la Virgen pertenece a Dios enteramente, posee la perfección hacia la cual tiende la iglesia.
María lleva en pos de sí a la iglesia militante, hacia la felicidad que Ella ya disfruta en compañía de Dios y de los elegidos. Por eso nos alcanza, por su intercesión, el Don de la salvación eterna.
"Esta Virgen en su vida fue ejemplo de aquel afecto maternal con el que es necesario estén animados todos los que en la misión apostólica de la iglesia cooperan para regenerar a los hombres" (L.G. 65).
Por eso en la Jornada de Vida Cristiana no sólo se debe hacer una reflexión sobre la Madre, sino que debe estar impregnada de Mariología.
La Eucaristía produce una unión íntima y personal con Cristo. Al recibirlo, Cristo ocupa lo más íntimo de nuestro ser y nos envuelve en Sí mismo, se hace carne de nuestra carne y hueso de nuestros huesos.
Presente en nosotros, el Señor acrecienta en nuestras almas la Gracia Santificaste que nos fortifica y aumenta al mismo tiempo nuestra vitalidad cristiana.
Nos da la fuerza necesaria para mantener los compromisos de nuestro Bautismo: Morir al pecado y vivir para Dios.
Además la Eucaristía da una unión más íntima y total a la iglesia. Dice Santo Tomás: "La unidad del Cuerpo Místico es el fruto de la Eucaristía". Por ello, al comulgar se produce nuestra unión a Cristo y a todos nuestros hermanos cristianos.
Lo dicho nos demuestra que la Eucaristía es el CENTRO de toda vida cristiana, la fuente de energía del cristianismo. Por eso debe constituirse en centro de la Jornada de Vida Cristiana.
Para que este Sacramento vivificador pueda convertirse en centro de la Jornada, se debe preparar la liturgia con seriedad. Dice el Concilio acerca de la Sagrada Liturgia: "La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios divinos se celebran solemnemente con cantos y en ella intervienen Ministros Sagrados y el pueblo participa activamente".
Para ello es fundamental el buen testimonio del equipo de auxiliares. El canto en conjunto debe manifestar la común alegría pascual. Lo mismo la oración en voz alta, signo de la unidad orante.
La predicación debe hacerse de tal forma que se obtenga una respuesta profunda y auténtica de la persona a la que va dirigida. Debe adaptarse al nivel de los jóvenes que hacen la Jornada.
Las funciones pastorales específicas
El Movimiento de Jornadas debe ser instrumento de Pastoral de la iglesia con "funciones específicas"
La Pastoral de la iglesia, esa acción total del Pueblo de Dios que, en cumplimiento de su misión, bajo la guía de sus Pastores, realiza el Misterio pascual en el "hoy" y en el "aquí" del hombre, del mundo y de su historia, es desde luego variadísima, tanto en los objetivos concretos como en los procedimientos metodológicos para conseguirlos.
Sabemos que esas acciones de la iglesia son buenas, estupendas. Todas y cada una merecen nuestro cariño y admiración, por lo que el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana no sólo no puede desentenderse de la Pastoral de la iglesia, sino DEBE ser un instrumento y agente a su respecto.
Además tal es el mandato de Cristo: "Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra; por eso vayan y hagan que todos sean mis discípulos" (Mt, 28, 19).
Nuestra acción pastoral debe ser armónicamente equilibrada. Todo agente de pastoral deberá tener bien presente este cuadro de "ACCIÓN PASTORAL":
PASTORAL PROFÉTICA: Es el misterio de Cristo en cuanto a lo "ANUNCIADO”. Evangelización: lleva a la primera conversión a la Fe (misionera, kerigmática). Catequesis: Es la profundización de la Fe (que ya se tiene). En el Evangelio.
PASTORAL LITÚRGICA: Es el misterio de Cristo en cuanto a lo "CELEBRADO":
A nivel de alabanza (oración comunitaria).
A nivel de recepción de sacramentos.
A nivel de asamblea eucarística.
PASTORAL COMUNITARIA O HODEGETICA: Es el misterio de Cristo en cuanto a lo "VIVIDO COMUNITARIAMENTE".
En el plano individual (Dir. espiritual, consejo) En el plano comunitario (formar comunidades) En el plano social (promoción humana).
Es claro que el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana no puede considerarse — ni ser considerado— como una cosa aparte, de la Pastoral de la iglesia; es un elemento y un instrumento de dicha Pastoral.
El Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, en estrecha unión e íntima corresponsabilidad con todas las acciones pastorales de la iglesia, de acuerdo a su propia mentalidad y finalidad, ya hizo su opción peculiar por la implantación del Reino de Dios y se comprometió a actuar. Por consiguiente colabora en la planificación y ejecución de los planes pastorales. Dentro de la Acción Pastoral de conjunto, el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana quiere ser un agente comprometido a actuar, pues ello es parte de su esencia, finalidad y método.
El Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, pues, como movimiento de iglesia (aunque desde luego con un método propio), tiende a la vivencia de lo fundamental cristiano, en orden a crear núcleos de cristianos que vayan fermentando de Evangelio a los ambientes (1° Asamblea Nacional).
El Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, en el multiforme campo pastoral de la iglesia, se compromete:
Como meta última (y siempre será cierto que "el fin", aunque sea lo último en la ejecución, será siempre lo primero en la "intención"), a colaborar con la iglesia total, y la Parroquia en particular, a "fermentar con el Evangelio los ambientes”. Para el mejor logro de ese objetivo, busca localizar a los "jóvenes-ejes", "jóvenes capaces de compromiso", quienes, "cristianizados" y "nucleados", contribuirán, con el ejercicio cristiano' de su influencia, a impregnar de Evangelio los ambientes y las estructuras que lo rigen (11 Asamblea Nacional, Mercedes, 1975).
Como meta inmediata: lograr la auténtica conversión o renovación cristiana de esos "jóvenes-ejes" mediante la EVANGELIZACIÓN. En estos campos de Acción Pastoral es donde el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana tiene su "carisma", donde reconoce hallar sus propias funciones. En ello está comprometido. No se le podrá pedir más —tampoco menos—, pero sí que lo haga bien, abarcando toda la realidad diocesana.
Todo trabajo apostólico, para ser eficaz, debe tener como objetivo la Evangelización (E.N.). No basta, por tanto, con dirigir la actuación hacia la reforma personal del individuo, sino que la Evangelización implica una transformación ambiental que alcance a todos y a todo por medio de "jóvenes convertidos plenamente a Jesús" y comprometidos con la iglesia.
Evangelización
El Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana DEBE SER siempre un AGENTE de pastoral; en el sentido profético o de evangelización, es decir "que transmita la Palabra de Dios, para despertar y alimentar la Fe"
Evangelizar
Fue la primera y gran misión que Cristo vino a realizar entre los hombres:
"Debo anunciar también a otras ciudades la BUENA NUEVA DEL REINO, pues para esto he sido ENVIADO" (Lc. 4, 43).
"Jesús recorría ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas, PREDICANDO EL EVANGELIO DEL REINO" (Mt. 9, 35).
Fue un mandato fundamental que Jesús dio a sus discípulos:
"Los envió a anunciar el REINO DE DIOS y a curar" (Lc.9, 2).
"Ellos partieron a recorrer los pueblos PREDICANDO la Buena Nueva" (Lc. 9, 6).
El día de la ascensión: "Id por todo el mundo y PREDICAD..." (Mt. 28, 19-20).Los apóstoles y sus sucesores inmediatos:
Antes que bautizar y enseñar PROCLAMABAN EL EVANGELIO, según el mandato de Cristo "Vayan a anunciar que llega el REINO DE LOS CIELOS" (Mt. 10, 6.7; Lc.10, 9).
Eran muy conscientes de es pues: "No es razonable que nosotros descuidemos el ministerio de la PALABRA, por servir a las masas" (Act. 6, 24).
La primera tarea del presidente de la asamblea era siempre el anuncio de la PALABRA...
Convencidos de que la PALABRA PROCLAMADA es siempre:
Una llamada de Dios,
Exige una respuesta,
Provoca un cambio,
Provoca una conversión,
Despierta y acrecienta la FE.
San Pablo, a quien los filósofos epicúreos y estoicos llamaban el SEMBRADOR DE LA PALABRA, dice:
No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el EVANGELIO (1 Cor. 1, 17).
A Timoteo le escribe: PREDICA LA PALABRA, insiste a tiempo y a destiempo (II Tim. 4, 2).
Nos dice claramente que la FE nace de la predicación: ¿Y cómo oirán si no hay quienes les prediquen? (Rom. 10, 14).
Finalidad de la EVANGELIZACIÓN.
Despertar una FE personal, VIVA, CONSCIENTE, RESPONSABLE.
Crear una actitud permanente de alabanza a Dios y de amor al prójimo.
Motivar la obediencia consciente y responsable a Dios, que nos exige llevar su MENSAJE a todos los hombres.
Crear una IGLESIA VIVA Y VIVIFICANTE en el mundo y su historia.
Promover la piedad: que las celebraciones litúrgicas sean siempre un acontecimiento RENOVADOR del acto salvador de Jesús.
Producir siempre la disposición al diálogo, a la iniciativa, a la renovación, a la promoción y convicción personal.
Encarnar la PALABRA de Dios para VIVIRLA y transmitirla.
Mensaje de EVANGELIZACIÓN.
El Evangelio no es una palabra que ilumine, explique y desarrolle una doctrina. Se trata:
De una palabra dinámica,
De una palabra que HABLA y actúa,
De una palabra que interpela, inquieta, descubre,
De una palabra que hace que ALGO OCURRA,
Que busca directamente la conversión y la fe de la conversión
Es pues la misma PALABRA de Dios, la REVELACIÓN de Dios: Lo que Dios dice al hombre;
Lo que Dios quiere realizar en el hombre;
Lo que Dios pide y exige al HOMBRE.
Es Cristo mismo. Por eso: La Palabra de Dios produce siempre lo que dice. Siempre que Dios habla algo pasa, algo tiene que suceder, algo se opera.
"Las muchedumbres venían para oírlo y ser curados de sus dolencias" (Lc. 6, 17-18).
"Porque Jesucristo estaba lleno, de sabiduría y prodigios" (Mt. 13, 34).
Los apóstoles predicaban la Palabra de Dios y quienes los oían preguntaban: "Qué hemos de hacer?" (Hechos 2, 37).
San Pablo dice: La Palabra de Dios es VIVA, EFICAZ Y TAJANTE (Hebr. 4, 12);
Penetra hasta la división del alma, hasta las coyunturas;
Discierne los pensamientos y las intenciones del corazón;
La Palabra de Dios interpela, inquieta y arranca necesariamente una respuesta. Siempre pone en trance de cambio, de decisión, de conversión: "La Palabra de Dios nunca regresa vacía. Injertada en nosotros es capaz de salvar nuestras almas" (Sgo. 1, 21).
La Palabra de Dios no sólo habla de la salud, de la verdad, de la vida, sino que es salud (Act. 13, 16; Ef. 1,13); Es "verdad" (Ef. 1, 13); es "vida" (Fil. 2, 15); es "reconciliación" (II Cor. 5, 19).
• La Palabra de Dios crece y se multiplica.
"Por la Palabra de Dios somos engendrados como semilla incorruptible" (Pe. 1, 23).
"La Palabra de Dios se extendía y robustecía y el número de discípulos crecía" (Hech. 12, 24).
Conclusión.
Es cierto que Dios nos había hablado y nos habla de muchos modos: en la creación, en la historia, por boca de los profetas, etc. A todas estas voces ya "pasadas" de Dios hemos de estar siempre atentos en el interior de nuestras almas, para que su ESPÍRITU nos las aclare.
Pero Cristo es el CENTRO y la PLENITUD de todas las revelaciones de Dios. Él es la Palabra de Dios: "El que me ve a Mí, ve al Padre".
Él ha de ser siempre el GRAN CONTENIDO del Mensaje.
Cuanto implique salirnos de Cristo, será restarle inevitablemente fuerza, poder, capacidad de arrastre y convicción a la Evangelización.
El MOVIMIENTO DE JORNADAS DE VIDA CRISTIANA nos pone ante un imperativo de Cristo: "Id, y predicad a todas las gentes..." (Mt. 28, 18-19). Su llamado debe conmovernos y lanzarnos al mundo, sin prisa, pero sin pausa, para que el mundo conozca a Cristo, lo acepte, lo ame, lo viva y se salve.